31 ago 2009

UN NUEVO ODIO DEPORTIVO


Como habrán notado quienes han leído algunos de mis escritos anteriores, nunca he ocultado que soy americanista. Empero, las siguientes líneas no obedecen al escandaloso e increíble triunfo de ayer sobre el Toluca. Mucho se ha dicho ya sobre el hecho en los diversos espacios deportivos de las distintas televisoras. ¿Qué si el viaje le afectó al Toluca?, ¿qué si la defensa falló como nunca?, ¿qué si Chucho Ramírez ha logrado el funcionamiento adecuado?, todo ello debe quedar de atrás. Por un lado porque, como fan americanista, me importa poco que le sucedió al Toluca y disfruté enormidad- y aún lo hago-, con el triunfo de los azulcremas; y por otro, debido a que el sábado, durante el partido Chivas vs Pachuca, noté algo que, desde mi punto de vista, sería interesante poner sobre la mesa.

Como seguidor de América estoy consiente del odio que despierta mi equipo en los fanáticos de otros cuadros del balompié nacional, sobre todo, los de Chivas, Pumas y Cruz Azul, y aceptó que es de las cosas que me llevaron a apoyar al equipo antagónico del fútbol, al antihéroe. No obstante, debo reconocer, que al único equipo que le guardo cierto odio deportivo, o al menos así lo pensaba, era al Guadalajara. El sábado pasado tuve oportunidad de ver el partido por televisión. Esperaba, como habitualmente lo hago, que las Birrias perdieran. Mientras los minutos pasaban, y con el Pachuca ganando 2 por 1, me dí cuenta, con cierto horror, que no quería que los Tuzos ganaran. Quería que las Chivas, odiado rival americanista, lograran empatar y porque no, remontar el partido. Quería ver perder al autoproclamado y soberbio equipo de México (Pachuca).

Entonces, con algunas cervezas encima, comencé a buscar hipótesis a dicho sentimiento, es decir, ha buscar respuestas sobre el por qué estaba yo, un fanático americanista, apoyando al Guadalajara. Una de las primeras conjeturas que explore fue sobre el posible odio que le tenía al Pachuca por aquel campeonato que nos arrebataron en los últimos minutos con gol de Damián Álvarez, el cual entristeció la salida del más grande americanista que he tenido el placer de ver jugar, Cuauhtemoc Blanco. Sin embargo, no era razón suficiente, recuerdo que al final del partido no odiaba al Pachuca, es más, admiraba el juego del equipo hidalguense. Después comencé a debatir con los ahí presentes, todos Chivas, la posibilidad de que tal vez toda esa campaña mediática del club Pachuca (la del equipo de México) no es para volverse uno de los equipos más amados del balompié nacional, sino para ser uno de los más odiados, sus ataques al Guadalajara son muestra de ello. Es decir, atacar al equipo, aunque me cueste decirlo, más popular y querido de México tiene sus “negras” intenciones.

Siendo sinceros el Pachuca, a pesar de sus éxitos deportivos, de su Universidad del fútbol, de la promoción incesante que le hacen algunos “analistas” deportivos como Pablo Carillo, no es un equipo que llene su estadio. Es, como tantos otros, un equipo que depende de la visita de los clubes grandes. Dándose cuenta de que el hacer bien las cosas no era suficiente para aumentar su afición, el Necaxa de los 90’s ya era prueba de ello, la directiva de los Tuzos dio un vuelco a la estrategia, volver al equipo uno de los más odiados. Debemos tener presente que el morbo vende. El caso de América es prueba, muchos de mis colegas y amigos, ven los partidos del América solamente para verlos perder, se interesan en saber cómo van esperando que, como en campañas anteriores, vayan mal. Eso mismo pudiera comenzar ha suceder con el Pachuca. No es por casualidad que seguidores de las Chivas, Atlas, América y hasta algunos Pumas que conozco acá en la perla tapatía, expresen su sentimiento anti-Tuzo. Al menos acá en Guadalajara parece ser que el Pachuca está logrando su meta, es más me autoproclamo, ahora que el Pachuca lo ha puesto de moda, anti-Tuzo. Ahora bien, habrá que ver qué sucede en otras plazas del balompié nacional, y notar si acaso es verdad ¿qué ha surgido un nuevo rival odiado en el fútbol nacional?, o sí simplemente es una de esas alucinaciones debida al calor de las copas y al fracaso de nuestros equipos.

7 ago 2009

Estamos hartos de… Los comentaristas deportivos


No hay mejor manera de iniciar la presente columna que utilizar una de las famosas frases del programa, ahora extinto, DeporTV. Extinto porque considero infructuosos los intentos de Azteca por revivirlo en los últimos años desde la “salida” de José Ramón Fernández. Marín, Martinoli y García, distan mucho de la seriedad y calidad a la que nos habíamos acostumbrado años atrás. Así pues, el objeto de escribir estás líneas no es el de rememorar tiempos pasados, aunque si el de abordar el tema de los comentaristas deportivos.

De acuerdo a un artículo publicado en la edición 1708 de la revista Proceso, año tras año, el raiting de los partidos de fútbol, tomando en cuenta los números de Televisa y Tv Azteca, ha disminuido sin importar si se trata del torneo local, las distintas copas (América, de Oro), eliminatorias, e incluso, el Mundial. Somos cada día menos los aficionados nacionales que encendemos el televisor para ver a nuestro equipo o a la selección, no obstante, el fútbol sigue y seguirá siendo el deporte con mayor convocatoria en el país. Ahora bien, al leer las cifras comencé a buscar respuestas, a plantearme hipótesis sobre lo que estaba sucediendo. El autor de Proceso, cuyo nombre no recuerdo, aludía ha una falta de fe, empero, en lo personal, y siendo seguidor de uno de los equipo que peor ha andado en los últimos años (el América), no creo que sea esa la única razón, podríamos, por ejemplo, señalar que la televisión de paga, en especial Sky, ha contribuido a dicha disminución, no todos podemos contratar el servicio para seguir los partidos. Aunque ese no es el punto que me interesa tratar. Una segunda causa, que me interesa, pudieran ser los comentaristas deportivos. -Tengamos presente que en la vida no hay una sola verdad absoluta, y que en este caso, desde mi punto de vista, no hay una sola relación causal dentro del fenómeno-.

En lo personal, Estoy harto de los comentaristas deportivos actuales de ambas televisoras y es por ello que, dependiendo quién narré, en muchas ocasiones, apago el televisor. Por el lado de televisa estoy harto de escuchar los comentarios “inteligentes” de Lalo Trellez, los “analísis” de Gómez Junto, las narraciones de Dosal, las babosadas del perro Bermúdez y Peláez (que me han orillado a dejar de jugar el Fifa de Xbox), las aportaciones a nivel de cancha de Castillejos y de la tal Geo que no da una ni por error- no estoy para nada en contra de las mujeres, de hecho Inés Sainz de Azteca me parece genial, no por lo guapa, sino porque se informa y además ha entrevistado a las figuras más importantes del deporte mundial-. Por otro lado en TvAzteca, las “gracias” de Martinoli y Luis García, acaban por indigestarme, sus burlas, no sólo entre ellos, sino de los jugadores me parecen una bajeza. La emotividad desmedida de Rosique y los cinco enunciados por partido de Jorge Campos son irrisorios y castrante a la vez, tanto como la manera en que se presentan, “analistas”, analistas de que demonio, están narrando un juego, y ninguno ha sido entrenador como para hablar y analizar las estrategias. Sobre los programas deportivos debo hacer una mención. En Protagonistas Jalisco, acompañando a David Medrano, aparecen tres comentaristas que válgame Dios y eso que soy agnóstico, son pésimos, Adán Vega Barajas, gran narrador en la radio, es el peor de todos. Como se extraña a Faitelson, Rafa Puente y a Luis Omar Tapia.

Como mención especial por lo pésimo que son debo mencionar al “villa melón” de Pablo Carrillo, Raúl Orvañanos y Carlos Albert- el prieto en el arroz de fútbol picante a mi parecer-.

Para concluir, no todo esta perdido. Hay buenos comentaristas en ambas televisoras, a los cuales se les debería dar más oportunidad o más juegos. David Medrano en TvAzteca, los mismos Martinoli y Marín que, antes de la llegada de Luis García, eran sumamente entretenidos. En Televisa me agrada Alarcón, sólo en las transmisiones, Alberto Lati, y alguno que otro que se me escapa. Además, deberían de incluir más jóvenes en la transmisión, pues ya estamos cansados de los dinosaurios de la televisión, como diría Bob Dylan, son tiempos de cambio. Antes de poner punto final, debo recordarle a cada lector que lo que se presenta es un punto de vista, muy visceral sí se quiere, pero, al final, un punto de vista y nada más.