Usualmente no escribo acerca de los partidos de la selección, mejor dicho, no escribo reseñas de los mismos y no coloco calificaciones a los jugadores para evaluar su desempeño. No obstante, el partido del día de ayer contra Honduras merece, a mi parecer, unas cuantas palabras.
Más allá del apretado triunfo que, sin duda, no refleja el desarrollo del encuentro – México fue muy superior al cuadro hondureño en propuesta, mentalidad y funcionamiento-, y más allá de la ahora- con la derrota de los ticos en el Salvador- tan cercana calificación a la justa mundialista; lo de ayer resulta destacado porque hacía ya mucho tiempo que no veía una selección confiada, segura de sí misma, consciente del fútbol que quiere- y por momentos logra- practicar. Una selección en la cual no hay lugar para falsos profetas (líderes) que provocan grillas al interior del vestuario, una selección en la cual las “vacas sagradas” parecen estar extinguiéndose, una selección que luce, día a día, más como equipo. Pero aún más importante, una selección capaz de inspirar respeto y por momentos temor en el equipo contrario, al menos dentro de nuestra zona. No podemos negar que la valentía mostrada por los centroamericanos antes del partido quedo sólo en palabras, y las palabras, como dice el saber popular, se las lleva el viento.
La actuación de ayer, resultado de la confianza ganada con los triunfos anteriores y del trabajo de Aguirre y su cuerpo técnico, fue excelente. Pocos errores graves, poca desconcentración- salvó la falta de Osorio en los minutos finales-, juego de conjunto, tranquilidad y sobre todo mucha actitud. De los seleccionados que participaron el día de ayer solamente me queda la duda de la delantera. Sabah es un jugador que sí bien encuentra con facilidad la posición en el área su grado de efectividad es preocupante, es decir, falla mucho frente al marco, Cacho tuvo poca actividad, y el suspendido Guille Franco aún deja mucho que desear. Lo que me queda duda, y les pregunto a los lectores es sí acaso son los únicos nueves que tenemos en el país. El resto del equipo, dejando de lado al Gringo que no me explico este en la alineación, mostró un gran desempeño.
En fin, el tricolor de ayer me hace pensar que el objetivo aún es posible. No me refiero a la calificación esa, como he expresado reiteradamente, era una obligación y constituye tan sólo un paso hacia el objetivo. Ahora bien, habrá que tomarlo con calma y ver cómo se comporta la selección en los próximos encuentros, cuánto puede mejorar y sí se puede encontrar un delantero contundente que aproveche las oportunidades creadas por Blanco, Salcido, Juárez, Guardado y Gio. Aunque debo mencionar que es la primera vez, desde