Una vez más el fútbol nos da muestra de su naturaleza inicua. Naturaleza que exacerba la polémica y, por ende, el debate entre plétora de “analistas” y “conocedores” del deporte más hermoso del mundo. Hoy, al termino del partido del equipo nacional, un número considerable de aficionados esperábamos, no la noticia sino la confirmación de la salida del Bofo de la lista final. Empero, similar a lo sucedido aquel fatídico 17 de junio de 2002 en Corea durante el partido contra EE. UU., el máximo mandamás – Javier Aguirre- tenía su propia lógica, veía su propio partido.
En el entendimiento del vasco, el Bofo aún tiene posibilidad de viajar a la cita mundialista en Sudáfrica. El estratega todavía tiene fe en lo qué el nacido en Hidalgo puede aportar al interior de la cancha. En ese sentido, los tantos conseguidos el día de hoy han avivado, en algún grado, la esperanza del jugador chiva e irritado a sus detractores. La moneda sigue girando en el aire.
La injusticia a la cual me refiero al inicio de la entrada, estriba en el hecho de que un jugador que se muestra raquítico al vestir la casaca nacional y cuya actitud revela, sin duda, un desdén no sólo hacia el esfuerzo de otros compañeros que, como Guardado, se emplean a fondo los noventa minutos, sino también hacia el mismismo equipo nacional; tenga aún posibilidades de ir a la máxima fiesta futbolística cuando otros, con mayores méritos, han quedado fuera de la misma. No ignoro que el gusto del entrenador influye de manera determinante y que muchos señalan, con justa razón, que se debe respetar y que difícilmente se puede llegar a un acuerdo. Sin embargo, creo que en algo sí coincidimos todos: un jugador de la Selección – nos guste o no- se tiene que entregar, tiene que sudar la camiseta del nacional. Cosa que el Bofo no ha hecho.
El aspecto del merecimiento debe descansar sobre la calidad de la participación que el jugador ha tenido en su equipo y el momento que atraviesa actualmente. Bautista hasta hace seis meses no estaba siquiera jugando con los Jaguares de Chiapas y su nivel, desde la salida de Chivas, ha ido en picada. Durante los últimos partidos con Chivas, antes de su sorpresiva convocatoria, el Bofo había tenido buenas actuaciones, aunque creo no suficientes para disputar un lugar dentro del seleccionado tricolor. Por otro lado, se habla de que el Bofo es un jugador diferente y por ello su convocatoria. Es cierto es un jugador diferente al resto, pero no el sentido de Cuauhtemoc Blanco, es decir ambos son jugadores lentos, pero el Bofo carece marcadamente, y sobre todo en el momento actual, de la inteligencia del 10 mexicano y, a pesar de la edad, de la entrega. Mi pregunta es, por qué llevar a un jugador fuera de ritmo, carente de personalidad y con historial conflictivo al mundial?
Ahora bien, como dije antes, la moneada aún sigue en el aire. Jóvenes promesas como Jonathan dos Santos – que tampoco a tenido una buena actuación- ó Torres Nilo a quienes el escenario de un mundial pudiera serles útil para un futuro próximo, como fue para Guardado, pudieran quedar fuera para dar lugar a un capricho, o deuda pendiente quizás, del vasco. Pero al final, así es este deporte tan hermoso al que llamamos fútbol.