24 jul 2009

¿Qué pasa con la selección mexicana?


El partido de ayer me deja, como a la mayoría de los aficionados, serias dudas sobre el desempeño del equipo. Sí bien es cierto que se ganó en penales, también lo es que Costa Rica, por varios lapsos del encuentro, fue muy superior al cuadro mexicano y evidenció las carencias del equipo nacional.
Se ha repetido hasta el cansancio, en los distintos medios, la poca visión de Aguirre y sus auxiliares para convocar jugadores con los meritos suficientes para estar en la selección.

Valenzuela, Ismael Rodríguez e incluso, Magallón, vienen de torneos mediocres, por decir lo menos. Fausto Pinto comió banca todo el torneo con el Cruz Azul, mientras que Dueñas, quien me parece el mejor defensa del torneo nacional, sigue en la banca. Eso en lo que refiere a la defensa. En el medio campo la cosa no mejora. Torrado viene de ocupar el último lugar del torneo, falla tantos pases como los que intenta, y ahora resulta que los “analistas” le aplauden su falta de disciplina dentro del campo, cuando sirve para despertar a un cuadro que en vez de dormido me parece temeroso, pavorosos, en este caso, de enfrentar a unos ticos que salieron por todo en los primeros minutos. ¡Es un jugador que lucha y se entrega en cada partido! señalan sus defensores, pero, en lo personal, creo que eso ya no basta. No basta porque, partido a partido, tenemos once jugadores que se matan por la verde, que entregan el corazón, pero cuyos esfuerzos carecen de ideas, de fútbol, en sí, de capacidades. ¿Dónde está Correa que no sólo en el Pachuca, sino también en la selección ha dado resultados? En el ataque es lo mismo, no basta que el Venado corra todo el partido, se desmarque, haga regatees, si no da un buen servicio y no marca goles. No es posible que le den tantos minutos cuando otros jugadores, como Barrera, muestran una mayor capacidad que el jugador del Guadalajara. No bastan las genialidades de Gio que, junto con Ochoa, me parece lo más rescatable de la selección, sí no tenemos un centro delantero confiable, con personalidad, capaz de responder en los momentos importantes. Miguel Sabah ya demostró que, como en la Liga, es en los partidos sin presión, cuando mete goles, cuando pierde el miedo. Franco y Vela me parecen buenas opciones, pero no están finos, además de que no hay un jugador como Blanco o Zihna para que les provean balones. Bravo no merece opinión alguna.

Ayer se ganó es cierto. Se ganó en los temidos penales, con Franco, Vela, Juárez, Dos Santos, ejecutándolos perfecto. No obstante, se ganó sin merecerlo. Se ganó por las fallas de Costa Rica y por la buena fortuna de México. Se ganó sin jugar bien, y a pesar del equipo mismo, es decir, de los errores defensivos, de la falta de idea en el medio campo y de las fallas de los atacantes. Se ganó a pesar del exquisito control de balón que mostró por momentos Costa Rica, y lo más importante, se ganó a pesar de que Aguirre y compañía han prostituido a la selección, la han hecho una caricatura, y hoy en día, cualquiera puede vestir la casaca del tricolor. Una selección debería tener, en cualquier momento y en cualquier torneo, a los mejores jugadores. No debemos engañarnos, no tenemos un plantel para formar dos selecciones como lo hacen Brasil o Argentina es más, como los Estados Unidos.
Ahora bien, lo preocupante no es que esas victorias o ese juego mediocre no alcance para ir al mundial. No veo posible que con tres boletos directos y medio boleto, México quede fuera de la justa mundialista; y no por el equipo mexicano, sino por la capacidad de los rivales.
Lo preocupante es que el éxito, al menos para mí, no depende de ir o no al mundial, sino de hacer un buen papel y llegar al quinto partido que, como políticos en plena campaña, nos prometen cada cuatro años. Es eso lo que esperamos del equipo, y cualquier cosa menos, es un rotundo fracaso, no de Aguirre solamente, ni de los jugadores que lleve, sino de todo el aparato federativo en suma con aquellos agentes y promotores que, por sus ambiciones y en busca de beneficios económicos, colocan a jugadores, sin meritos y capacidades, dentro de la selección nacional mexicana.

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